Nueva entrega de la saga Ratas Trajeadas, esta vez también intentaré ser breve. Allá vamos.
Se levanta con sueño y frío, un día más, una semana más, un mes dentro de un año más. El cansancio se agolpa de pronto con el pitido del despertador. Necesita dormir más, su cuerpo se lo pide, su cerebro se lo grita. Cuando sale de la cama un escalofrío le recorre el cuerpo.
A pesar de ser un buen trabajador, una persona honrada que jamás hizo daño a nadie, que pagó todos sus impuestos, todas sus obligaciones y trabajó a destajo desde los quince años, no puede permitirse dejar la calefacción toda la noche, tampoco puede permitirse ir en coche a trabajar, así que madruga algo más para ir en transporte público al trabajo.
Para sus adentros piensa apenado: “Toda una vida dedicada a trabajar, a subir andamios, pasar calor en verano y frío en invierno para no tener nada”. Una vida rogando por tener nómina a final de mes y que las cosas no se tuerzan mucho. Pagando hasta el último céntimo de todo aquello que el estado le exige. Él no lo sabe, tampoco piensa mucho en ello, pero todo ese dinero que durante años ha pagado al estado, éste lo ha malgastado, malversado y robado descaradamente a través de aquellas personas que fueron elegidas para gestionarlo.
A pesar de todo, mientras desayuna sonríe, viendo a sus hijos prepararse para la escuela. Se despide de ellos con dos besos y envidia su alegría al afrontar un nuevo día. Antes de salir de casa su mujer le recuerda que tiene que pagar el seguro de la casa, el IBI, pagar la declaración de la renta, la factura de la luz (que ha vuelto a subir), y sacar tiempo para ir al banco a pagar el impuesto de circulación también. Pagar y tener todo en orden. La alegría de ver a sus hijos partir a la escuela pronto se oscurece. Al lado del café tiene la nómina recién enviada. La mira preocupado, cientos de euros son retenidos también en impuestos. Piensa que así no va a poder llegar a fin de mes.
Pero no pasa nada, lleva toda la vida cumpliendo con sus obligaciones y no va a cambiar ahora. Se despide de su mujer con un beso y un fugaz abrazo. Muerto de sueño y frío se va a la obra, le espera un agotador día de trabajo.
Él tampoco lo sabe, pero mientras sube al andamio la gente que debería administrar todos sus impuestos para garantizarle servicios básicos y una vida en sociedad de calidad, malgastan el dinero recaudado. Coches de lujo, putas, empresas de amigos, malversación, prevaricación, cohecho, corrupción, evasión, fraude fiscal…el dinero es robado por cientos de métodos.
En lo alto del andamio el frío es aún mayor, y el día está lluvioso y nublado. Era el día marcado, un día fatídico. De pronto, sin saber cómo…un mal movimiento y un resbalón, lo último que pudo pensar fue “Dios, cuida de mis hijos”. Fue su último pensamiento.
Nadie guardará nunca un minuto de silencio por él. Nadie se preguntará quién era. No será recordado. No será homenajeado. Nunca se le agradecerá su aportación al estado, a la sociedad. Nunca se le agradecerá su honradez y el cumplimiento de sus obligaciones. Nunca nadie dirá lo buena persona que fue y todo lo que sí hizo por los suyos. Jamás nadie dirá de él que era un gran hombre, jamás nadie le pondrá de ejemplo de nada. Sera uno más perdido en el olvido.
Se levanta en su cómoda cama de agua. Pide el desayuno al servicio mientras le traen el traje recién planchado. Se levanta agradeciendo lo buena que es la vida y el gran país en el que vive, donde un hombre hecho de la nada, un emprendedor como él puede triunfar si trabaja duro (también agradece a su padre haberle dejado en herencia su empresa). Hoy tiene una importante reunión, así que desayuna tranquilamente, se viste y mientras se repeina y coloca los papeles en su maletín, se enfunda su Rolex de varios miles de euros (regalo por el éxito de aquella operación inmobiliaria amparada por su amiguete del Ayuntamiento).
Su chófer le espera en el Audi a la entrada y mientras entra al lujoso descapotable (también regalo de una importante empresa con la que compartió una buena mordida) recibe una llamada de teléfono. Es su hijo, que le llaman desde EEUU, donde le cuenta lo bien que se vive allí, y cómo probablemente este año ya termine la universidad. Le dice en tono jovial que le vaya buscando un asiento en la comisión de administración de la empresa para cuando vuelva de cursar el máster. Ambos ríen.
Cuando acaba la conversación está saliendo de su lujosa casa con jardín y piscina, y se pregunta dónde andará su mujer. De pronto recuerda que hoy tenía cita en el SPA y luego había quedado con las esposas de otros empresarios para un brunch benéfico en el club de golf (sabe perfectamente que de benéfico no tiene nada, es para blanquear unos capitales y tal). También, de paso, recuerda que debe hacer una transferencia a sus cuentas de Panamá y las islas caimanes antes de que se celebre el juicio que tiene pendiente.
Cuando llega a las oficinas todo el mundo le saluda con una sonrisa falsa. Entra a la reunión que tenía acordada. Es una nueva operación urbanística, donde el contrato está amañado con el organismo público y se le concederá la obra gracias a influencias y amiguetes afines. Una obra que se hará con fondos públicos y financiados por el ayuntamiento.
Todo está hecho, pero le piden un recorte para aprobar el presupuesto. La empresa asociada también quiere su tajada. Así que como es un empresario muy importante y con años de experiencia, dinámico y versátil, decide ahorrar costes eliminando ciertas medidas de seguridad, como por ejemplo barandillas en los andamios.
Tras un fuerte apretón de manos todo queda cerrado. Todo salió perfecto. A pesar de tener un juicio pendiente por corrupción y estar investigado por varios delitos fiscales, aún tiene ese margen de maniobra para seguir haciendo sus negocios. Vuelve a pensar lo mucho que le gusta este país.
Llega a casa tras una buena comilona con altos cargos funcionarios (comilona pagada con dinero público y tarjetas de dudoso color oscuro), y tras eso se marchan a una sauna y masaje. Para rematar el día acuden él y sus amiguetes a un burdel de lujo donde son atendidos de forma excelente.
Ya en la cama antes de dormir piensa en lo buen hombre que es, el gran español que es y como le gusta España. Pronto queda dormido para no despertar jamás. Un infarto a media noche acaba con sus sueños.
Al día siguiente todos los medios le rendirán homenaje, portadas, especiales y hablaran de él como el gran español que fue. Se le guardarán minutos de silencio en cada institución. Dirán de él que era un hombre honrado y trabajador, que siempre quiso lo mejor para España. Culparán a otros de su mala prensa y sus errores. Cientos de cargos públicos y privados le agradecerán públicamente todo lo que hizo por el país. Alabarán su figura una y otra vez, ensalzando lo magnifico que era. Algunos incluso dirán que merece una calle, un monumento o una placa conmemorativa.
Y así funciona el mundo, un Mundo feliz que muchos reniegan y dirán “exagerao” eso es “mentira”, no queriendo verlo (no será por la cantidad de links que documentan todo el artículo). Pero eso ya es problema de cada uno. Las Ratas Trajeadas, son como la banca, se parecen mucho, huelen igual y ambas siempre ganan.
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