Volvamos al tema informática peste, hoy os quiero contar otro caso de un conocido. No fue compañero mío, ni siquiera tenía mucho trato, pero era un trabajador de la empresa en la que yo estaba por aquel entonces, y lo que le pasó fue bastante grave, y desgraciadamente acabó mal hasta dónde yo sé.
Alfonso ya rondaba los cincuenta, y llevaba diez años trabajando en aquella empresucha. No era gran cosa, pero tenía bastante estabilidad, un sueldo fijo y con su edad ya se conformaba con acabar pronto su carrera y sin problemas. No solo eso, conocía a su jefe desde hacía los mismos años, entre ellos se habían estrechado lazos y podríamos decir que había surgido cierto amiguismo o colegueo. Incluso se presentaron a sus familias. Su jefe Santi, era el típico jefe cercano, un “Jefe Guay” y no un tirano trilero que le sometía a horas extra gratis.
El trabajo no iba mal, pero Alfonso por aquel 2011 andaba preocupado, la situación laboral de España parecía irse a pique, crisis, cierre de empresas, cada día más despidos, más inseguridad, más paro, dudas y la sombra de un futuro ERE se proyectaba en su empresa. El día a día iba pasando y tras varios meses conseguía esquivar todos esos despidos. El era uno de los empleados más antiguos de la empresa, y claro despedirlo resultaba caro. Los días fueron pasando, hasta que en uno de esos días cotidianos y tranquilos Santi le dijo “tenemos que hablar”.
Lo que Santi le comunicó podría resumirlo de la siguiente manera; “Lo siento Alfonso, la empresa va cada día peor, todo son pérdidas, números en rojo…esperate y no cerremos amigo…. no podemos mantener tu puesto de trabajo, desde la dirección me han comunicado que estas despedido, hoy es tu último día, así que cuando acabe la jornada recoge tus cosas y ya te llamaremos para el finiquito”. Alfonso estupefacto por la noticia quedó en shock, no podía creérselo, “Pero Santi, llevo más de diez años en la empresa, no podéis hacerme esto, sabes que siempre he estado ahí”. Quizás fuese porque después de tantos años ya no veía a Santi cómo un jefe, sino cómo un colega, y ese fue uno de sus errores. Tras intentar llegar a una solución allí mismo con Santi para que éste intercediera por el, Alfonso resignado recogió sus cosas y se marchó a casa.
Estaba relativamente conmocionado, con casi cincuenta años dónde iba a trabajar ahora. Por lo menos contaba con la indemnización y el paro. O eso pensaba el. Tras esperar varios días a la llamada para ir a recoger el finiquito, Alfonso por fin se decidió a llamar a la empresa. La respuesta de la empresa fue un “usted ya no trabaja aquí, no le debemos nada, usted se dio de baja, dejó de venir a trabajar”. Alfonso no podía creerlo, si su mismisimo amigo Santi le habia dicho que no pasaba nada, que se fuese a casa y ya le llamarían para su finiquito. Lo que Alfonso desconocía es que tras las últimas reformas laborales, si tu faltas sin justificar más de tres días a trabajar la empresa lo puede tomar cómo una baja, y por tanto darte de baja de la empresa, con lo cual, si te das de baja de una empresa no te corresponde ni indemnización ni paro (prestación por desempleo).
Cuando Alfonso tras hablar con un sindicato se enteró de esto se desespero, en paro, con una familia a su cargo, sin finiquito y sin prestación del paro… entró en una gran depresión, denunció a la empresa y se zambulló en una espiral de juicios para intentar recuperar lo que era suyo. Yo me fui de aquella empresa y no sé cómo acabó el tema, solo puedo deciros que tengais cuidado e intentéis informaros. Si un jefe os dice, “estás despedido vete a casa y ya te llamaremos” no lo hagáis, si te despiden te tienen que notificar por escrito, te tienen que citar para la conciliación e incluso darte los papeles para poder inscribirte en el paro.
Alfonso pregunto que debería haber hecho y la gente del sindicato fue clara; aquel caso no era el único, suele suceder que cuando quieren despedir a alguien muy costoso le hacen la de vete y ya te llamaremos y si cuela, pues oye, de puta madre, así se ahorran pagar el finiquito (les da igual joder de paso el paro a esa persona, son así de hijos de puta). Lo que hay que hacer si a pesar de todo te dicen que te vayas a casa sin ningún papel firmado, al dia siguiente ir a trabajar y si no te dejan pasar, acércate a la comisaría más cercana y le pides a dos policías que te acompañen para que sean testigos de que tú has ido a trabajar y ellos no te dejan pasar. Asi tus posibilidades en un juicio son más que buenas. Pero no era el caso de Alfonso, el no tenia nada para justificar que efectivamente dejó de trabajar y se fue, con lo cual según la tramposa ley después de la reforma laboral, aquello era una baja laboral y no un despido.
Nunca deis nada por sentado laboralmente hablando, asesoraos ante cualquier duda, buscad en internet, foros laborales o directamente contactad con un sindicato (Evitad UGT y CCOO tienen demasiados “amiguitos” trileros). A día de hoy no se nada de Alfonso, pero espero que consiguiera llevar a cabo su juicio y se sumase al grupo de los curiosos caso de Benjamin Bruno.
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