La Conversación

Un lunes cualquiera, uno de esos lunes lluviosos, grises, oscuros, con el cielo totalmente encapotado, de esos que parecen una estampa de una foto de Robert Capa. A primera hora en la cocina que hay en la empresa dos empleados se preparan un fugaz café antes de empezar la jornada. Antes de empezar otra dura semana de tortura, sentados frente a un monitor más de sesenta horas (De las cuales solo les malpagan cuarenta), haciendo un trabajo que ni les va ni les viene, que ya ni les gusta ni apasiona, que si lo pensasen fríamente, no les importa un pito si las imágenes cuadran o no, si los elementos visuales están alineados o si el proceso de base de datos corre demasiado lento.

Estoy hasta los cojones, me he cruzado esta mañana con Jorge (Su jefe trilero) y ni me ha saludado” Murmura José con el ceño fruncido y ojeras de oso panda. “Es un capullo, sabes que es mejor ignorarle” Mario le intenta apaciguar. “Solo me dirige la palabra para decirme; hace falta más esfuerzo, no estás comprometido, esto tiene que estar para ayer, algún día te compensaremos, la calidad de tu código deja mucho que desear” Dice José imitando una voz ridícula.”Quédate en casa y no vengas a trabajar” Dice Mario.”Ojala fuese así de fácil” le contesta José. “Es muy fácil, tu eres libre, quédate en casa Y haz lo que quieras…tu eres libre” le insiste Mario, y José solo puede reír y negar con la cabeza mientras sorbe su amargo café. “Te lo digo en serio, dicen que vivimos en un país y sociedad con muchas libertades, eres libre, a ti nadie te ha puesto una pistola en la sien obligándote a venir aquí, obligándote aguantar a Jorge, a trabajar horas extra gratis, tu eres libre” Comenta Mario mientras remueve el azúcar del fondo del vaso.”Mis cojones son libres no te jode, eso no es así” Responde José dándose cuenta de que alzo demasiado la voz y el vigilator pudo oírle.”¿Entonces no eres Libre?, ¿A caso no haces lo que quieres?” Razona Mario.”Por supuesto que no, no soy libre ni tu tampoco, estamos aquí porque no nos queda otra”.

Ambos se tienen que callar, Javier (El vigilator) entra a por un vaso de agua. “No tenéis hoy subida a producción, os veo relajados” comenta maliciosamente. Ambos asienten con desgana, pero le ignoran. Javier es el lameculos oficial de Jorge y básicamente el lameculos oficial de toda la empresa. Cuando Javier sale de la sala José continua su charla “De verdad que estoy harto, hoy subida otra vez, y mínimo hasta la diez aquí encerrados”. Mario sorbe su café y después comenta “Vete a casa a tu hora, ¿Por qué no te vas a casa a tu hora?”. José parece sorprendido “Pues porque hay mucho trabajo, alguien lo tiene que hacer”, a lo que Mario contesta “Y por qué lo haces tú, dime una cosa ¿Es tuya la empresa?”, “No” contesta José, “¿Vas a ganar más, te van a pagar más, te van a dar parte de los beneficios por entregar en tiempo, tienes firmado algún incentivo  o porcentaje sobre el contrato con el cliente,  te garantiza esto de quedarte hasta tarde todos estos días algún tipo de mejora o beneficio para ti?”. Tras unos segundos de reflexionar José contesta “No”. Mario tira el vaso de plástico de café a la basura y mira directamente a José “Entonces…por qué lo haces, porque regalas tu tiempo, ese que no volverá, ese que nos dicen que vale oro”.

José también acaba su café y tras paladear su ultimo regusto dice “Sinceramente no lo se…imagino que por miedo, miedo a perder el trabajo, a no poder pagar la hipoteca y los gastos típicos tío…no sé”. Mario apura su café y comenta “Entonces, realmente no hablamos de ser libre o no, sino de estar esclavizados por el miedo, de estar en cierto modo sometidos”. “pues imagino que si, tal y como me lo estas pintando si” reflexiona José. ”Sometido en contra de tu voluntad a estar explotado por miedo….eso creo que tiene un nombre, un adjetivo, pero ahora mismo no doy con él”. José se acerca a la puerta dispuesto a marcharse a su sitio de trabajo  “Es mejor no pensar en ello, hagamos nuestro trabajo”. Mario le mira extrañado “¿Que es eso de no pensar en ello? Claro que hay que pensar en ello, si no lo piensas tú por ti, que es al que te afecta, no lo va a pensar nadie. Y que es eso de ¿Hagamos nuestro trabajo? Si hacemos nuestro trabajo de verdad nos deberíamos ir a nuestra hora y punto, no nos pagan más…sabes que te digo, vayamos a nuestra hora hoy y listo, si hace falta un equipo que trabaje por las noches y se encargue de hacer despliegues de producción que lo contrate la empresa, no es nuestro problema…hagamos nuestro trabajo, solo aquel por el que nos  pagan”, Mario parece enfadado y decidido.

José suspira “Vale, nos vamos tu y yo, ¿pero  y que?, el resto del equipo se quedara gratis, y a ti a mi nos acabaran despidiendo”. Mario se acerca lentamente a José “No podemos convencer a todo el mundo, el cambio empieza por uno mismo, a partir de hoy no trabajo ni una hora más gratis, se acabo el tener miedo, el regalar mi tiempo, se acabo y me da igual reprimendas y consecuencias,  yo si soy una persona de verdad, que piensa por sí misma y además, sabes que te digo, que para trabajar en una cárnica, me da igual en esta que cualquier otra, algo encontrare”. José con la puerta ya abierta y antes de largarse de allí comenta “Ojala todos llegasen a esa misma conclusión, desde luego estaríamos mejor, pero casi todos tienen más miedo que dignidad…suerte” murmura en voz baja.

Mario se queda solo en la cocina, envuelto entre el aroma del café y con lejano sonido de la lluvia chocando en el gran ventanal, solo y con el ceño fruncido reflexionando sobre la conversación. Mira en su interior y se repite una y otra vez “tú eres libre…tu eres libre” reflexiona, se acuerda de su mujer, sus hijos, el pago del alquiler, el colegio de los niños, las facturas. Continua repitiéndose mientras a su cabeza vienen mas ideas “tú eres libre, tu eres libre….no..no..no soy libre”.

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