¿Os imagináis una huelga en el sector TIC?, ¿Os imagináis movilizaciones del sector informático entero en busca de mejores condiciones? ¿A que suena a coña? Pues en otros gremios como taxistas, conductores de Metro, Barrenderos sí que las hay, si que se organizan y piden mejores condiciones laborales.
Me gustaría analizar por que eso no sucede en el mundo de la informática. Incluso siendo uno de los sectores mas ninguneados y que mas horas extra no remuneradas trabaja, jamás he visto cualquier mínima movilización pidiendo mejoras laborales. Si que he visto manifestaciones a la hora de algún recorte, de quitar tickets comida, retener pagas extra, que no les bajen el sueldo, en contra de despidos masivos y/o ilegales…etc, pero todo esto son movilizaciones en pos de no perder algo que ya se tiene, nunca he visto movilizaciones en pos de ganar algo más, de conseguir algo mejor, de avanzar.
La informática, los programadores, desarrolladores, técnicos, hemos pasado de ser una profesión respetada, de cierto renombre en los años ochenta (incluso noventa) a ser peor considerados que una mierda. Gran parte de esta devaluación viene gracias a las empresas cárnicas y subcontratas, que han colaborado a crear un trabajo más precario y menos valorado, un empleo temporal siempre, y supeditado a los caprichos del cliente, del mercado o de las varias empresas colaboradoras que se reparten el pastel. Es decir, un desastre donde los informáticos somos los últimos de la cola, los que menos ganamos de todo esto, y a los que siempre les toca poner el culo.
¿Por qué esta degeneración progresiva se ha producido durante décadas sin un atisbo de protesta? Creo que gran parte de la culpa la tiene también que hemos pedido nuestra conciencia colectiva de gremio de trabajadores y a su vez de clase trabajadora. Nos hemos creído que por ir con traje, trabajar con modernos ordenadores y pasar nuestras jornadas en flamantes edificios acristalados, ya no éramos esos “obreros currantes” que se manifiestan y se quejan, y creo que el pensar esto es un error, fue un error. Pensar el “no somos como esos barrenderos, o esos mineros, o esos taxistas que se manifiestan y hacen huelga pidiendo más y mejores condiciones, menudos pesados”, eso nos ha condenado en cierto aspecto, olvidar lo que somos y conformamos con degustar nuestro ego en oficinas de alto standing. Nosotros, nuestro gremio hemos pasado décadas encerrados en nuestra burbuja de fastuosidad, nos hemos creído mejor que esos que son muy parecidos a nosotros, ya que al final todos dependemos de lo mismo; tener nomina a final de mes.
Somos trabajadores contratados por un empresario, pagados a cuenta ajena y que dependemos de nuestro salario para subsistir, igual que un barrendero o un conductor de metro. Sin embargo, nuestro salario ha ido disminuyendo, las horas extra no remuneradas se han mundanizado y convertido en algo “normal” dentro del sector. La temporalidad y el sentirte un trozo de carne navegando entre clientes y proyectos se ha asentado en nuestro entorno laboral, tanto como la pasividad y pereza a la hora de levantar la voz.
Todo esto lo hemos interiorizado, admitido y acoplado como algo normal. “Es lo que hay, la vida es así”. La desidia ante todo esto nos ha ido condenando cada vez a convertirnos en números y cifras dentro de grandes corporaciones. Imaginaos una huelga para pedir que se paguen las horas extra, otra para exigir que no se sobrepase el límite de estas, incluso otra huelga para recordar que si nuestro contrato es de lunes a viernes ir a trabajar un sábado o domingo es ilegal. Imaginad también una huelga para pedir que nuestro salario se fije en función a un porcentaje del contrato que nuestra empresa firma con el cliente, y que eso fuese trasparente para todas las partes intervinientes, no como ahora, que un cliente paga a la empresa 80mil euros y a ti te da 20mil y te pide que encima le des las gracias, se podía hacer un medio de control, un mínimo porcentaje de esos 80mil euros por ley debería estar regulado para que fuese destinado aquel que hace el trabajo en sí, es decir tu y yo, los informáticos.
Imaginad una protesta para exigir que se reduzca la temporalidad, los contratos basuras, las subcontratas enlazadas unas con otras, un huelga para exigir horarios razonables, una protesta para garantizar subidas de salario mínimas por ley y no cuando al trilero de turno le salga de las pelotas. Una protesta para controlar el descontrol de clientes y movilidad; “hoy vete a plaza de España, mañana a Pozuelo de Alarcón y al día siguiente remata el trabajo que quedo pendiente en Tres Cantos”. Imaginad una manifestación para exigir que solo se pueda trabajar en un proyecto a la vez y no en cinco.
Es algo que nos afecta a todos, que será en beneficio de todos y que todos pasamos absolutamente. Son protestas transversales para todos los informáticos del sector y que a pesar de ser miles de miles en España ninguno o muy pocos estaría dispuesto a levantar la vista del teclado.
El miedo nos ha ganado, el espejismo de creerse aquello que no somos también, las falsas apariencias, la desidia, el conformismo. Nos hemos dejado ganar y pisar por una mísera nomina al mes, nos hemos dejado linchar a horas extra y nos hemos dejado ajusticiar nuestra dignidad con tal de tener un trabajo mal pagado.
Yo si lo imagino, imagino a un sector que despierta, que no se doblega, que exige aquello que debería ser, un sector que lucha por recuperar parte de lo que fue, que lucha por obtener mejoras laborales. Yo si lo imagino, aunque sea una fantasía casi inalcanzable.
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