Hace tiempo que no hablamos del mundo de la informática, su estructura, forma de ser, peculiaridades y cómo viene funcionando a día de hoy. Ya hemos hablado en otros posts sobre cómo funcionan las cárnicas, las subcontratas y el mundo outsourcing, pero hoy quiero ir al detalle. Quiero profundizar en cifras el gran despilfarro y mentira sobre la que se asienta la mayoría del sector TIC, y un gran grueso del mercado laboral español.
Ya voy camino de cumplir catorce años en este mundo laboral, muchos de ellos (más de diez) han sido trabajando para la Administración Pública: ministerios, secretarías municipales, Comunidad de Madrid…etc.
¿Cómo funciona esto? A mi empresa (en la que estuviese en ese momento) le pagaba el estado o autoridad local, es decir, pagaban los ciudadanos de esa hucha llenada con impuestos de todos. Mi empresa me daba un pequeña suma, y ellos se quedaban el resto, aprovechándose sin mover un solo músculo del plusvalor generado con la fuerza de mi trabajo, es decir, apoderándose de gran parte de los beneficios de mi trabajo.
Traduzcamos esto a cifras en un rápido ejemplo: el ministerio de Agricultura necesita un programador que participe en montar una web para ayudas agrarias, gestionarlas, informes… Pregunta del millón: ¿Qué hace la administración?
¿Saca una plaza a concurso y cubre el puesto? Así daría un trabajo estable (por unos 30.000 al año), fijo y que fomentaría el empleo y sobre todo el consumo y acceso a vivienda y bienes básicos. Es decir, ayudaría a aumentar la calidad de vida y la estabilidad con un salario fijo que afianzaría el consumo de mercado.
Respuesta: No.
Justificación: Un funcionario es para toda la vida, y luego cuando acabe de hacer su trabajo, pues no sé dónde meterme al tío éste. Menudo lío. Le subcontrato, cuando acabe le largo y no me cuesta ni un euro de finiquito y cero problemas.
Vale…entonces ¿contratamos a alguien interino para este proyecto, y luego ya vemos?. De igual manera abrimos la puerta a que algún día pueda entrar a la Administración tras años siendo interino, y con todas las ventajas ya dichas en el párrafo anterior. Es decir, lo contrato sin fiarme mucho y si veo que va para largo o le puedo meter en más cosas y es un persona útil, pues ya le contrato. Pero le pago directamente siempre, sin intermediarios.
Respuesta: No.
Justificación: Me va a costar mucho dinero. Y si le quiero despedir también. Me da miedo.
¿Qué hace entonces la administración?. Pues fácil, algún pez gordo tiene algún contacto en una cárnica, multinacional, corporación…y dice, “Oye Fuckencio, tráeme un programador para tal asunto (a veces esto se hace camuflado tras un concurso)”. Se le hace una entrevista y entre la empresa y la Administración firman un contrato: la administración paga a la empresa unos 80.000 euros anuales por ese contrato.
La empresa por su parte busca un pardillo, o cualquier programadorzucho en infojobs. Le da entre 20-30.000 euros según negocie y listo.
Espera…¿qué ha pasado aquí?
Lo primero, es que la Administración va a pagar unos 80.000 euros al año, cuando si contratas directamente o como interino el sueldo rondará los 30.000 mil euros. ¡WOW,! va a pagar 50.000 euros anuales de más por un trabajador (que al fin y al cabo es lo que es, un trabajador en un puesto de trabajo haciendo su trabajo)…vaya ¿no decían que le daba miedo tener que pagar un finiquito o indemnización por despido?, y eso del finiquito era un “a lo mejor si le despido”, con esto seguro que va a pagar más, 50 mil más cada año que esté el subcontratado.
Lo segundo que pasa aquí, es que alguien, de alguna cárnica, empresa, multinacional o corporación se va a llevar unos 40.000 euros sin hacer nada de trabajo.
Y lo tercero es que un pringado, va a tener un trabajo volátil y mal pagado (ya que siempre dependerá de las tarifas de la Administración y la avaricia del empresario, lo cual se traduce en cero subidas de sueldo y una lamentable estabilidad laboral).
En esta ecuación hay dos que salen perdiendo: la Administración (que somos todos) que va a gastar de más en un trabajador, y el trabajador que está sometido a los caprichos del mercado y sus dos amos.
Ahora hagamos cálculos.
Como digo, he trabajado en varios clientes para la Administración Pública, y siempre la relación personal interno (funcionario) con externo era de 1 a N. Es decir por cada funcionario había uno o más externos.
Así que aunque no me guste, me toca redondear, aunque sólo sea para hacer una muestra.
Pongamos que sólo en Madrid, las diferentes administraciones y agencias públicas tienen 1000 externos. Y vamos a ser buenos, diciendo que por cada externo las administraciones pagan una media de 70.000 euros al año por cada uno de ellos a su respectiva cárnica. También vamos a ser buenos, y decir que a cada externo su cárnica correspondiente le paga 30.000 euros anuales (y somos demasiado buenos).
Hagamos cuentas: 1000 externos x 70.000 euros cada uno, me da un gasto en la administración pública de 70 millones de euros anuales. De los cuales ni la mitad va a manos del trabajador, sino que va a unas empresas que no producen nada. Es prácticamente dinero regalado.
Ahora imaginemos que el estado se vuelve completamente loco (o por lo menos eso diría un neoliberal) y decide contratar a toda esa gente externa.
Las cuentas cambian: 1000 externos a 30.000 euros cada uno, nos dan una media de 30 millones de euros en salario. Anda….¡nos estamos ahorrando 40 millones de euros!. Y seamos sinceros con los que dicen que las subcontratas son para ahorrarse el dinero de despidos y demás: ni de coña van a gastarse 40 millones de euros en despidos e indemnizaciones en caso de tener que echarlos a todos.
Sea como fuere, con el modelo de subcontratación, outsourcing o el chanchullo pertinente, la Administración está pagando un sobre coste (más del cincuenta por ciento) por empleado externo. Esta, sin duda, es la mayor verdad en todo este asunto.
Vayamos con las conclusiones.
Vale, ahora es cuando viene alguien y me dice “A ver, ¿qué mierdas hablas tú puto progre?, el problema es qué hace luego la Administración con todo ese personal si no le vale; van a estar viviendo del cuento, de papá Estado”, o cuando te dicen “¡tú mugroso! una compañía de seguros o un banco, subcontratan porque es más fácil luego despedir o cambiar el recurso”. Vayamos por partes.
La primera afirmación, y basándome en mi experiencia, durante más de diez años he trabajado en distintas secciones de la Administración y siempre satisfactoriamente, adaptándome de cliente en cliente, incluso de tecnología en tecnología. Todo ésto sin formación nunca, ni por parte de la empresa ni por parte del cliente, y nunca me han despedido, me fui yo o la empresa perdió el contrato. Si esos diez años hubiese estado contratado por la Administración, se hubiesen ahorrado aproximadamente 30-40 mil por año, es decir, como poco, el Estado se habría ahorrado 300.000 euros (que se los regaló a mis cárnicas). Y no he tenido ningún problema en adaptarme cambiando de administración y secciones.
Y ese es un error endémico del mercado español, ver al empleado como un coste, vago e inamovible, no como una inversión. Nunca se le mira desde la óptica en la que puede llegar a formar un trabajador que sea músculo de empresa, competitivo y eficaz. Lo que acaban pensando es: yo subcontrato y cambio cromo cuando quiera, aunque pague cientos de millones de euros más.
Súmele, a todo esto, el juego sucio y favores que habrá en la sombra entre clientes y empresas. Dando lugar a este farragoso mundo empresarial, tan volátil y bueno para los especuladores y tan nefasto para los trabajadores. Cerrar el grifo a ese mamoneo en un mercado neoliberal es impracticable, alzaría la voz toda esa masa mercantil que vive en base a esta explotación. “¡No fastidies!, ¿cómo les van a joder su chiringuito? Si se están llevando miles de euros al año por hacer nada”.
En este punto también entran los chupatintas y picapleitos económicos de los clientes, que cuando hacen las cuentas, meten todo el gasto de personal externo como “variable” y no fijo…ayudándolos así a justificar y cuadrar sus reportes, ya que supuestamente el gasto variable se podría eliminar de la noche a la mañana y a coste 0.
Y ahora hablemos del tema “finiquito e indemnización”. Ahora con la nueva ley te dan 33 días como máximo por mes trabajado (antes eran 44, pero ya veréis qué molón cuando cambie al contrato único, putos loser), traducido a un lenguaje coloquial es nómina y media, es decir lo que ganas al mes más un 50%; más fácil, si ganas 1000 euros la indemnización de despido por 1 año trabajado son 1500, todo muy a ojo de buen cubero.
Así que para desmentir este bulo neoliberal voy a hacer de igual manera unos cálculos muy sencillos, y da igual que sea Administración Pública, banco, compañía de seguros o cualquier otro sector o cliente. Usando los mismos datos que antes, cliente paga a empresa 70mil, empresa paga a programador loser 30mil. Tras el primer año, el cliente no quiere al programador loser porque es un vago sindicalista que no quiere currar fines de semana gratis, y la empresa como es una cárnica ubicada en un piso franco sin estructura pues tiene que despedirlo, “¡A la puta calle!”. Ojito, la indemnización a empleado loser serían unos 2.764,89 € por su año de trabajo. ¿Menuda pasta gansa, eh? ¿Sabéis cuánto ha pagado el cliente de más por ese programador loser durante su primer año?: cerca de unos 40.000 euros.
No hace falta ser muy listo para ver esto, ni me molesto en explicaros que con esos 40mil euros que pagó de más a la subcontrata daría para despedir a 15 personas del mismo salario. No hay por dónde cogerlo.
Simplemente es mentira que compense más al cliente subcontratar bajo el mantra de “nos ahorramos líos y despidos”. Y da igual que me digáis que calcule para más años, porque aumentan las dos cosas, la indemnización y el dinero pagado de más. De hecho, cuantos más años está alguien subcontratado, más obsceno es el dinero de más que paga (regala) el cliente a su empresa contacto. Siempre sea como sea, despedir es más barato que pagar la subcontrata.
Todo este tinglado también da respuesta a ¿por qué en otros países se paga más?. Pues porque en otros países eliminan intermediarios, si realmente una empresa está dispuesta a contratar una cárnica por 70 u 80 mil al año, en otros sitios directamente contratan por ese precio a un trabajador, dando así toda la ganancia bruta del trabajo al trabajador, no al intermediario….y ¡wuoala amigos! así aparecen los salarios competitivos y dignos, los cuales dan acceso a viviendas dignas, consumo, ahorro, calidad de vida….vamos, los putos “privilegios” que siempre demanda la clase trabajadora.
Pero en esta crítica, voy a intentar ser justo. Entiendo a aquellos clientes que contratan a alguien y realmente no saben qué les va a llegar, entiendo que dicen: “tráeme a alguien, te pago y corre tú con los riesgos por si es un patán”. Hasta ahí, de acuerdo (vale que también están los períodos de prueba, pero vale, pasamos esto). Pero si tras dos o tres años, el empleado ha demostrado eficiencia y capacidad, la subcontrata no tiene sentido. Una subcontrata bien aplicada y regulada (palabra que causa urticaria a neoliberales como Casado o Rivera) sí que puede tener sentido, pero a la larga, tras dos o tres años, deja de ser mínimamente justificable.
He conocido a gente, varios casos, que llevaba más de diez años subcontratada en el mismo sitio….eso es un abuso, es ilógico, no tiene sentido. Ésto, para desgracia de esos neoliberales, hay que regularlo, obligando a un máximo de tiempo de subcontratacion, ayudando de esta manera a que los clientes no palmen tanta pasta por nada, y que los trabajadores tengan la opción de un salario mejor y un puesto con más garantías laborales. Así a su vez, se evita un mercado laboral de empresas cárnicas basado en “nada”, en puro “humo”, el cual genera sus ganancias en base al esfuerzo de otros, pero que no aporta nada.
Hay que eliminar o regular el uso de las subcontratas, el outsourcing y el mundo cárnico, en el que los únicos que pierden son el empleado y el cliente. Bueno, aunque a veces el cliente tiene acuerdos bajo mesa con esas empresas que subcontrata, así que realmente al que siempre le van a dar por culo en esta ecuación es al trabajador. De ambos, trabajador y cliente, se ríen las empresas, que basan su riqueza en la hábil labor de apropiarse del trabajo de otros.
Lo que debería ser delito, robar el trabajo de otros, a día de hoy está considerada una práctica legal habitual del mercado laboral. Y esto es una triste realidad de nuestra sociedad actual.
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