El Miedo

Los que llevéis en éste negocio de trileros un tiempo, y a el resto igual, sabréis de sobra como les gusta a estas ratas trajeadas manejar las situaciones a base de generar miedo. El miedo, el terror y la duda son los mejores aliados de los jefes tiranos que desean someter a sus empleados cual negro algodonero.

El miedo que nos infunden en ocasiones nos congela, nos deja en estado de shock, nos nubla la vista, nos anula y en ocasiones hasta nos priva de voluntad propia, dejando de mirar por nuestro interés y llegando a corrompernos tanto que miremos más por el interés de la empresa o el proyecto que por el nuestro propio. Ese momento, ese preciso momento es cuando somos una marioneta acojonada a merced de nuestro líder.

Mil historias podrían salir de aquí, pero hoy nombraré solo unas cuantas;

Una de las más comunes es la de sacar al empleado del proyecto y marginarle,  cada vez que hay un problema la ratita tendrá para ti su ración de miedo para que aprietes el culo y curres más por menos. Les encanta a los trileros  vociferar al empleado para que agache la cabeza y no diga ni pío, imponerse a través de técnicas muy bien conocidas. Someter a presión al empleado hasta reducirlo a un simple zombie que sepa acatar órdenes, totalmente sumiso y sin chistar.

Ocurrió hace ya tiempo, el caso de un conocido: el chaval tenía una operación de un familiar, llamó a la persona de RRHH para preguntar (para asegurarse más bien), que cuantos días le correspondían por una operación de un familiar de 2do grado. RRHH tras una tira y afloja le respondió a regañadientes que eran dos días, pero, y atentos a la respuesta, el de RRHH le dijo que se atuviese a las “Consecuencias” si cogía los dos días de permiso que se supone la LEY concede al trabajador por operación de un familiar en segundo grado.

Parecía una advertencia de Don Vito Corleone, si haces lo que te pertenece por derecho puede que tengas consecuencia y consecuencias negativas. Es una afirmación tan esperpéntica que casi da la risa.

El chaval se medio acojonó, tenia ciertas cargas familiares y el miedo hizo su aparición. No estaba muy bien en el proyecto y sabia que las consecuencias podrían sumarse a la maraña de mierda que vertía aquel proyecto, así que al final acabó cogiendo tan solo un día de los dos que le pertenecían. El miedo gano, el miedo a las consecuencia, a las amenazas veladas, a esa pequeña extorsión burocratica; Miedo 1 – renegado 0.

Otra historia de miedo es la siguiente; un lunes cualquiera, triste y lluvioso, el empleado X tenía que acudir al reconocimiento médico. El empleado contratado por la cárnica “TiExplotoTO ITO”  trabajaba en un cliente y ya había avisado esa mañana que acudiría al reconocimiento. Fue un mal día, llovía como hacía tiempo que no llovía en Madrid, el metro se colapsado, retrasos en la línea seis y cuando llego al centro médico donde se sometería al reconocimiento todo era un caos, tras una espera interminable y pasar el reconocimiento médico en dos fases; primero el análisis y rellenar un documento, luego volver a esperar una media hora para test de audición, electrocardiograma y test visual. Una vez acabado el tedioso e infinito reconocimiento se dispuso a volver a su lugar de trabajo. El mes paso, y tras imputar las horas a la cárnica “TiExplotoTo ITO” , la gerente de RRHH le llamo para preguntarle por qué aquel lunes del reconocimiento había pasado tan pocas horas al cliente. El empleado le explico que eran las horas laborales descontando las horas del reconocimiento médico, así que la gerente de RRHH le explico que lo que tenía que hacer era muy sencillo; según la gerente licenciada de RRHH en estos casos lo normal  era recuperar las horas del reconocimiento médico. Por suerte aquel empleado no era un pardillo, y le contesto aquella gerente mentecata de RRHH que las horas de Reconocimiento médico no se recuperan por ley, que le indicasen como imputar las horas que podía cambiar el parte o lo que quisieran, pero las horas de reconocimiento médico no se recuperan bajo ningún concepto.

Tras una pequeña discusión sobre si se deben recuperar o no horas de reconocimiento (La de RRHH insistia en que por “criterios y política de empresa” las horas de reconocimientos médicos si se recuperan, lo que la RRHH parecía desconocer es que por encima de los gustos de los empresarios y empresas esta la ley y los convenios, por mucho que les joda y por mucho que intenten imponerse a ellos), así pues la conversación no se resolvió en nada.

La siguiente llamada que recibió aquel informático fue de su gerente; “oye que ya me ha comentado Cruela que no quieres recuperar ciertas horas….el problema es que esas horas de tu reconocimiento se las queremos imputar al cliente y como no estuviste nos dice que no las paga …y claro…el parte económico no cuadra …y claro…es que…ya sabes…el cliente es muy importante….el proyecto va mal….tenemos mucho retraso…y el cliente está preocupado y ya sabes….”. El empleado corto por lo sano “Ese no es mi problema, es tuyo, que para eso eres gerente, yo solo sé que por ley las horas de reconocimiento médico no se recuperan, tenemos derecho, y los reconocimientos médicos que se realicen en horario laboral no se pueden descontar ni recuperar….lo que apañes con el cliente o como quieras que impute es cosa tuya, pero yo no voy a recuperar ninguna hora de reconocimiento médico”. El trilero ante el abrumador peso de las verdad no pudo hacer nada, aquel empleado no recupero ni un minuto y el trilero se vio obligado hacer algo que pocas veces ocurría; hacer su trabajo. Resultado final; Miedo 1- 1 Empleado.

A veces si se puede ganar, sobre todo si se sabe el suelo que se pisa y se conoce algunas leyes y conceptos básicos del mundo laboral. Es lo que algunos denominamos esa pequeña facción de trabajadores que ejercen “la resistencia”, los que no tienen miedo de nada ni de nadie, sin importar las consecuencias.

Dicha resistencia no baja la cabeza para hacer horas extras gratis ni se aturde ante ningún grito, no se deja amedrentar ante reuniones Gestapo con varios jefes trajeados exigiéndoles mierdas que no tienen que hacer y responsabilidades por encima de sus salarios y puestos. Son los gladiadores del siglo XXI, sus principios están muy por encima de cualquier jefe trilero o de la misma empresa.

Pero hay pocos, muy pocos. Y son los que van enseñando el camino a los más acojonadetes, a los ignorantes que desconocen conceptos básicos de sus convenios, a los engañados que adoran al jefe que fustiga sus espaldas.

Me suelo cruzar con gente que sí, que te dice, es verdad tendríamos que salir todos a nuestra hora, no aceptar abusos, si todos cambiásemos etc… Pero a la hora de la verdad la totalidad de los explotados agachan la cabeza, aprietan los dientes y tragan,  aceptan todos los latigazos que quieran darle y piden más.

Hace unas semanas, en un capitulo del Ministerio del Tiempo, un personaje de EEUU dijo: “Los españoles habláis mucho y hacéis muy poco”. Cuánta razón!!!.

Simplemente el mensaje de hoy es; no tengáis miedo, no hay nada que perder salvo las cadenas; Nos os dejéis pisar.

PD: Gracias a EnderXenocida por el aporte y colaboración a la hora de escribir este post.

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