Homelander al rescate

Es altamente probable que si lleváis un tiempo en el mundo de la informática hayáis vivido algún cambio de jefes, es decir, a nivel directivos y trileros superiores. No hablo de vuestro más inmediato responsable, sino de las más altas cabezas pensantes, directores de departamento, jefes de arquitectura, de gestión… En resumidas cuentas, los encargados de definir el rumbo del proyecto y/o empresa, de manejar el cotarro y tomar grandes decisiones estratégicas.

Recuerdo una de esas veces… Y recuerdo muchas otras más veces…. Y hablo con compañeros que recuerdan también las suyas, y siempre sucede lo mismo….y por eso voy a escribir hoy sobre esto: Los Homelanders.

La llegada del Homelander.

Imaginemos un proyecto cualquiera, una empresa cualquiera, y por la razón que sea su jefe de informática, de desarrollo, director y demás troupe directiva, son censados. Despedidos. Van a renovar a todos. La más, (aún) alta dirección tiene que reemplazar a esas piezas tan importantes e imprescindibles (modo ironía on). Así que en poco tiempo, en esos despachos vacíos con vistas a la ciudad, empiezan a aparecer nuevos personajes. Comienzan los rumores…ese va a ser el nuevo jefe de procesos, aquél va a ser el nuevo director de informática, aquel el nuevo encargado de desarrollos.

Y de pronto un día, todo se confirma. Y ahora es cuando empiezan a sucederse las pautas del “Homelander”, el profesional al rescate.

Que viene Homelander!
Primeros pasos del Homelander.

Lo primero, como buen profesional, es dejar claro a todo el mundo (de arriba y abajo) que lo que hay está mal, que es una mierda como un castillo y un absoluto despropósito, una chapuza del calado de Benito y Manolo, llevada a cabo por los anteriores responsables. Reportar que los anteriores jefes eran pésimos, lo hicieron todo mal y no daban una…claro, normal que los despidieran (o prescindiesen de ellos) y que gracias a Dios, les hayan llamado a ellos, a los Homelander salvadores de la patria para arreglar aquella calamidad.

Ahora ya han conseguido que los de arriba estén tranquilos. Ya están en buenas manos, no como hace unas semanas con aquellos patanes que despidieron. Ahora todo va a funcionar bien porque los Homelander son unos profesionales de verdad (me tapo la boca con la mano, que me da la risa).

Tras este primer paso, viene el segundo: flipar en colores.

La nueva troupe de jefecillos, empieza a vislumbrar un futuro brillante, basado en sus fantasías y cábalas. Cimentado en palabras y vacío, basado en nada, sólo humo. Algún que otro Powert Point muy chulo e informes Excel con colorines corporativos, palabras clave en inglés que ni ellos entienden y poco más. Ellos están allí para salvar aquello con sus magníficas y proactivas ideas fantasiosas.

El problema es que no tienen ni idea de desarrollo tecnológico (ni de mucho más tampoco). No entienden (ni saben) programar, desarrollar, o lo que implica una nueva implantación o migración tecnológica. Son perfiles altos, ellos no se manchan de mierda. Alguien dirá: ¿No sería lógico que entonces estos Homelander illuminati hablasen con alguien que sí sepa lo que se cuece a nivel técnico?. ¡Meeeeh, error! Su ego no suele permitírselo y si lo hacen (que a veces lo hacen) tachan a los técnicos de pesimistas, de exagerados, alegando frases literales como “eso son dos Ifs, no es tan complejo” o “No es tan difícil poner dos botones y que haga mil cosas más”, “será cambiar algún punto properties de .NET, pones que apunte a Java y listo, ¿no?”. Aquí muestran sin tapujos su total desconocimiento del mundo del desarrollo de software.

Sea como fuese, en este punto dos de “fliparlo en colores”, los Homelanders se reúnen en despachos de lujo y entre ellos (sin tener ni puta idea de qué hablan) empiezan a soltar mierdas y tecnicismos que ni ellos conocen. Estas reuniones son orgías de ego autocomplaciente, donde todo se ve fácil (es lo que tiene la ignorancia), y como dice esa frase de cuñado: “el papel lo aguanta todo”. Y ahí es donde comienza la flipada, dando rienda suelta a su estupidez e ineptitud.

Podemos implantar un nuevo core en versión 4.5 con un sistema openshare Bussines Powershit” murmura un Homelander. No sabe que ya van por la versión 5.2 y que no soporta Openshare. Da igual la gilipollez que ha soltado, el resto de Homelanders son tan ineptos como él y ni se han enterado. Es más, asienten complacientes.

Fantástica idea, deberíamos recortar en licencias, e implantar un entorno multiplataforma newshare”. Ya hay tres programadores que usan sólo una licencia para trabajar. No sé cómo iban a currar sin licencias. Multiplataforma dice, seguro que está pensando en Mario Bros saltando de plataforma en plataforma.

Qué proactivo eres Johnny, gran idea, y no solo eso, si cambiamos el modelado de base de datos a un NoSQL con Phyton ahorramos tiempos de compilación” La orgía de idiotez y ego continúa. No tiene ni idea de lo que acaba de decir, pero oyó algo parecido a un MBA en una charla TED. Oye campanas y no sabe de dónde vienen.

Sin duda. Hace falta luz en este proyecto. Hay que rehacerlo todo, el nuevo proyecto que se podría llamar SATOIDI, debería ser multifuncional, mirar al futuro, ser abierto, robusto y potente, con fiabilidad e interoperabilidad de cores fractales” comenta otro Homelander anotando dibujitos de pollas en su bloc de notas de Michael Kors. El resto apoyan el nuevo nombre de proyecto y lo anotan remarcándolo varias veces. Alguno incluso se da la mano o una palmada en la espalda con otro Homelander; “SATOIDI acaba de nacer” comentan entre ellos.

Creo, según mis estimaciones de Proyect Managment Pro Expert, que podría estar todo en apenas un par de semanas, siempre y cuando rememos todos en la misma dirección y con asertividad, claro” dice alegremente otro personaje mostrando su tablet con unas gráficas que nadie (ni siquiera él) llegan a comprender.

Homelanders flipandolo en multicolores

Así amigos, en reuniones como ésta es cómo se cuece lo que va a hacer la nueva jefatura de informática. Y da paso al punto final: cagarla como sus antecesores.

Homelander en apuros.

Han estado “analizando” lo que había y “pensando” cómo mejorarlo, para eso les pagan miles de euros. Han hablado mucho y pensado mucho, han fantaseado a tope. El problema viene cuando todo eso hay que ponerlo en práctica (cosa que no hacen ellos) y aquí es cuando vienen los problemas.

Proveedores empiezan a mandar facturas. Las licencias empiezan a caducar. Los tiempos de desarrollo se comienzan a disparar. El margen de beneficios y sus promesas se empiezan a esfumar. Lo que en sus charletas parecía coser y cantar, resulta que no es tan fácil como pintar chorradas en un papel o generar gráficas con Excel. Resulta que hay mucho curro de verdad, tangible, y no sólo farfullar gilipolleces en un despacho. Y viene aquí el ostión de cruda realidad.

Son tan ineptos y cretinos como sus antecesores, y ya están en el mismo punto: salvar su culo (y abultados salarios y beneficios). Resulta que todo lo que habían pronosticado no es tan fácil. Ni son “dos ifs”, ni se puede hacer ahorrando licencias, y mucho menos en dos putas semanas.

Resulta que un cambio de tecnología y migración de sistemas, o crear un nuevo y más potente sistema, engloba mucho más de lo que sus cortas vistas pueden llegar a ver. Implica mucho más tiempo, dinero y esfuerzo que escribir notas en sus NotePads y darse palmadas en la espalda cual mandriles.

Los Homelanders son un mal endémico del mundo de oficina, y sobre todo del mundo de la informática. Alguien se preguntará: ¿Y quién es el jefe que está por encima de ellos que es tan idiota que les da el cargo?. Pues suele ser alguien igual de incompetente que ellos, o alguien al que consiguen engañar, o simplemente (y normalmente) se trata de algún amiguete o socio de cuya relación sacarán partido ambos.

Los gorrillas informáticos y demás currelas ven a los Homelanders trajeados reunirse y soltar gilipolleces cada vez más grandes, superándose a sí mismos por lo menos en algo. Mientras en un lado de la sala, un gorrilla informático se afana en ajustar las CSS de una JSP enrevesada, y configurar el nuevo servicio (algo que puede ser engorroso, tedioso y costoso) a la par, en un despacho acristalado se oyen risotadas, Homelanders mostrándose sus tablets y hablando de lo fácil y eficiente que será la nueva aplicación que están imaginado en sus fantasías.

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